CAPA

Hace unos días, la editorial La Fábrica ha editado uno de esos libros que a todo periodista debería interesarle. Lo comento en este post, porque se trata de las memorias de Robert Capa, considerado como uno de los primeros reporteros de guerra. Con el título : “Ligeramente desenfocado”, el libro relata las memorias de este fotoperiodista que retrató los acontecimientos más importantes de su época. Muchas de sus fotografías ya son iconos y símbolos de la conciencia colectiva.

Vivió en primera línea el frente en la Guerra Civil española, en la Segunda Guerra Mundial. Desembarcó con las tropas aliadas en Normandía. Las únicas fotos que perviven de aquel día las tomó él. Murió en la Guerra de Indochina en 1954 al pisar una mina.

De Capa se han escrito folios y folios, se han realizado documentales y miles de estudios de investigación. Algunos han tachado sus fotografías de montajes, pero es indudable que con su trabajo y con el de otros fotógrafos de su generación, nació el fotoperiodismo tal y como lo conocemos hoy. Por eso fundó junto a otros grandes fotógrafos como Henri Cartier-Bresson, Rodger, Vandiver y David Seymour, la agencia Mágnum con la que obtuvieron un gran éxito.

Siempre he tenido cierta atracción por una serie concreta de personajes históricos. Son como si hubiesen formado parte de mi en otra historia paralela a la vida en la que ahora fluyo. Como si los hubiera conocido antes de nacer. Como si cuando oí hablar por primera vez de ellos, ya supiera todo sobre ellos, como si me resultasen familiares. Quizás sea una simple sensación o una atracción, un magnetismo impreso en sus personalidades que siempre llevaron consigo y que hoy, después de muertos, sigue fascinando.

Con Capa me pasa lo mismo.