martes, 15 de junio de 2010

HAYET

El lugar era un collage de lenguas despobladas. A 15 céntimos por segundo las palabras se vuelven imprescindibles. Hayet mendigaba sus últimas monedas del bolsillo para contarle a su madre desde el otro lado del auricular cómo es su vida en España. Liria la miraba desde la cabina adyancente, observando como intentaba mendigar una moneda que no tenía y que le dispensara un minuto más a Hayet para despedirse.
De pronto la mano de Liria extendió una moneda de Euro y Hayet pudo concluír la llamada a su madre a Gaza. Ambas se miraron intensas cuando salieron de la cabina. Poco después el ascensor del edificio de Liria las aupaba a su apartamento del deseo. Se besaban con pasión sudando las paredes del elevador. La puerta del piso tercero b se abrió sin contemplaciones. Ambas estaban ya media desnudas...sus pies chocaban torpemente intentando arrastrase a besos hasta la cama. Las dos en una misma piel rozada por sus cuerpos ardientes. No se habían dicho una palabra hasta el momento. Hayet quitó con fuerza el top que sostenía los pechos de Liria. En ese momento la Cruz de David se adentró morbosamente en el canalillo de sus pechos. Las siete puntas se clavaron en la mirada encendida de Hayet. El resto...sólo pasó.

1 comentario:

INDIA dijo...

El deseo y la pasión...cuando llega al corazón, en medio de tanto caos social...solo cuenta ese minuto ese instante....
Un saludo.

India.