PUTA POESÍA

Durante un tiempo, la poesía fue mi puta preferida.
Nos veíamos unas cuantas veces a la semana para agudizar nuestros deseos encontrados y enhardecer los badulaques de otros poetas sumisos a versos de chapero y oro por bandera.
Ellos eran más putos que ella. Nomás
Sus correillos hedían a hipocondrías desesperadas fieles a Lope, Huidobro y Paz.
No tenían ni puta idea, sus egos traficaban con palabras destiladas, ensalibadas de sexo poético que subían a los altares del reconocimiento, sedientos de su propia vanagloria. Masocas del verso libre. Esclavos de tertulias encarceladas.
Fueron días duros para mi poesía. La más puta de todas, con la que me consolaba pagándole en especias masturbatorias y con estrofas agobiadas.
Poco a poco la fui dando por perdida en su santa indecencia porque como puta que era, al final se marchó con otro.
Y Ahora que vivo en un caos lírico y que he aprendido a respetarla, se me aparece en carne viva desgarrándome los vicios enjaulados.
Hoy en día la poesía me importa una mierda. Por eso, solo por eso....no he dejado de escribirla.