NEGACIÓN DE UNA MAÑANA DE ANTAÑO

Ha caído una tromba de agua.
Recapitulando sobre las nubes que gotean grises hoy sobre la ciudad, no parece un día de verano. Hoy es un día de antaño, de aquellos en los que solía tener miedo a los inesperado, en los que el alma joven no era tan desconfiada. De aquellos en los que una hora no valía nada y los días se acumulaban en horas libres que me costaban mañanas de sueño.
Vistiendo el estudio, un garabato se dibuja en mi estómago. Ha sido un segundo, pero suficiente pare retrotraerme a tiempos pasados y venideros. Ayer enterré un hacha de guerra, y ahora siento la paz en mi interior. Una nueva decepción que se transforma menos dolorosa, gracias a los días de antaño. La tromba ha pasado y con ella un problema. Sin embargo, otros acechan en la espalda buscando el momento idóneo para presentar sus credenciales. No sé si estaré preparado. Solo sé que no será como los días de antaño. Tengo muchas cosas que contar, pero no sé si tendré tiempo. De momento un nuevo camino se abre.

La cabeza se me rellena de personajes. Los ubico en localizaciones, con encuadres perfectos. Encuadres perfectos que rompen la regla de los tercios. Haciéndoles tragar su teoría perfecta de la imperfección a los estetas de siempre.
Se me pierden en el climax, pero se me transforman en el contenido. Confío en ellos. Viven en mí y no creo que me fallen unque sepa que en el fondo, no se quieran.