lunes, 10 de enero de 2011

ARIZONA


La matanza de Arizona que mantiene en vilo la vida de la senadora demócrata Gabrielle Giffords ha vuelto a despertar el debate de la tenencia de armas en Estados Unidos.

El país de la libertad salvaje, el país que se vanagloria de ofrecer todas las garantías a sus ciudadanos, la nación de una libertad que se asocia con la tenencia libre de armas, ha provocado ya numerosas matanzas a lo largo de su historia más reciente desde el caso del Instituto Columbine.
He aquí la paradoja de esta Constitución americana que tanto aman patrióticamente sus ciudadanos y en cuya segunda enmienda se da libertad para poseer armas. Un país en el que existe más de 300 millones de personas armadas, un país en el que los padres enseñan a sus hijos como regalo de cumpleaños a apuntar con una pistola o un fusil, un país donde los padres llevan a sus hijos a ver partidos de hockey sobre hielo donde lo menos que se ve es deporte, sino a una manada de salvajes dándose leña a base de puñetazos y sticks. Un país donde aún se aplica la pena de muerte con métodos tan inhumanos como las inyecciones letales y las sillas eléctricas.


Esta es la verdadera hipocresía de la libertad de un país donde la doble moral campa a sus anchas como la mejor de las filosofías. Una paradoja que se refleja en la propia senadora que recibió el disparo en la cabeza. A favor del aborto libre y del tratamiento con células madre, también era partidaria de la tenencia de armas. Es la triste realidad de este país incoherente.Un país en el que aún existe la segregación racial. Un país en el que se encarcela a cadena perpetua a dos mujeres negras por robar 11 dólares en Missippi y luego las sueltan a condición que les cueste un riñón a una de ellas por que la diálisis en prisión de la otra le cuesta mucho dinero a la comunidad. Es el panorama reinante en el país de Obama con una Constitución tan hermética e inaccesible al cambio como a su pírrica capacidad de reflexión. Lamentablemente hoy Estados Unidos sigue siendo un territorio salvaje, sus valores de libertad dejan mucho que desear cuando las armas son el objeto preferido en las mesillas de noche de cada americanito. Charlton Heston, miembro ilustre de la sociedad del rifle levantó su mano con un Winchester y dijo, sólo me lo quitarán muerto! La frase nos demuestra que el salvaje Oeste no forma parte del pasado de este país sino que sigue imperando actualmente. ¡Qué asco!

1 comentario:

Belén dijo...

Bueno, no conocía el caso de las negras acusadas de robar y liberadas a cambio de un riñón... tienes razón, eeuu a veces nos deja con la boca abierta...

Besicos