Corría y consigo lo hacían sus esperanzas, y sus anhelos. Un día creí en este corredor, en su motivación, en el vínculo con su silueta, su mejor amiga que nunca lo había abandonado. En una semana había recorrido más de 1000 kilómetros a base de pundonor, agua y bebidas isotónicas. Pero simplemente se tenía que conformar con ser un corredor más, sin victorias, sin triunfos. Un corredor en el camino que se había quedado, una vez más, atrás.
Su reto era palpable. Había escalado con sus gemelos los 3200 metros de la base más alta de la isla. Pero valió la pena. Desde allí contempló el amplio mar de nubes arrodilladas ante el imperio del aterdecer estibal. Una visión que ya nunca más olvidaría. Por fin había alcanzado la cumbre.
6 comentarios:
cuando haces un esfuerzo asi llegar a tu cumbre es saborearla mas aun
besitossss
Saludos Iván y gracias por pasarte por nuestra página, un placer tenerte por allí y que sepas que me ha gustado lo que he encontrado aquí, es curioso y a la vez impactante que siendo periodista digas esto de información=desinformación...totalmente deacuerdo contigo y bonito retrato también hacia tu cumbre.
Saludos.
La Sombra
http://versoscalados.blogspot.com
felicidades por estar por aqui de nuevo,sigue subiendo a lo alto de la cumbre que te enamora,porque desde alli saldras con mas fuerza.
Y que mejor premio que llegar a la cumbre y encontrarse con tan maravillosa estampa,no tiene precio!
Besos
¡Qué buen descubrimiento de blog!
Felicidades, me ha gustado mucho.
lo verdaderamente importante es disfrutar del recorrido, no dejar nada en el camino, por nuestro empeño en llegar a la cumbre porque puede que lo relamente importante sea eso que has dejado atrás.
xxx
nayra
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