miércoles, 2 de septiembre de 2009

DEJADEZ CRóNICA

No puedo dejar que la vergüenza ajena me recorra las venas. Se trata del Hospital La Santísima Trinidad de La Orotava, el municipio más grande en extensión de Tenerife. Los trabajadores ya habían denunciado el lunes con imágenes y un comunicado, el estado del centro a los medios de comunicación del que se hizo eco un periódico local. El edificio tiene varios siglos de antigüedad. En su tiempo fue un convento y hoy se ha utilizado para albergar a enfermos crónicos y personas mayores. Allí descansan cerca de 100 usuarios de los que se encargan apenas cuatro enfermeros según me comentan los propios trabajadores. Sin embargo desde hace tiempo la falta de personal y la mala higiene han creado una situación que ya es insostenible. Así que acompañado por el presidente del comité de empresa visité el lugar y comprobé con mis ojos todo lo que reflejaban las imágenes. Adentrarse por los pasillos de este hospital es como volver al pasado. Sillas de metal pintadas de blanco, pasillos extensos con arcos en su techo y un estado lamentable de sus instalaciones. Mientras me pierdo entre escaleras y habitaciones aprecio, como las humedades se comen las paredes, la pintura de color blanco se desprende de las puertas dándoles un matiz gris de desgaste. Los pasillos hacen las veces de aparcamientos improvisados para las sillas de ruedas. Sondas regadas por los suelos, medicamentos desperdigados en habitaciones con altas concentraciones de humedad. Servicios, lavabos y duchas con hongos. Grietas y suciedad en todas las dependencias. Mi piel comienza a erizarse cuando me detengo a comprobar el estado de los enfermos. Me miran en silencio, con los ojos perdidos en el infinito. Respirando con mascarillas. Las ventanas de sus habitaciones están desvencijadas. Las habitaciones, repletas de utensilios de medicina, parece más vacía que nunca. Es el vacío de la vida que se les va y que, de seguir de este modo, no acabarán con dignidad. Se me parte el alma aunque contengo mi rostro lo más sereno posible. El Cabildo de Tenerife es el responsable de este centro para enfermos crónicos para los que el presupuesto no da para más. El hospital se encuentra en una zona alta de al isla y en invierno el frío es duro en esta zona. Los enfermos y trabajadores ya tiemblan porque tampoco tienen calefacción. Es el día a día de este centro y ni siquiera la Santísima Trinidad, como reza su nombre, parece que se haya apiadado de ellos.

Puedes ver las imágenes pinchando en este enlace:

1 comentario:

CRISTÓBAL GARCÍA dijo...

De la Santísima Trinidad no se puede esperar mucho, Iván. De la Iglesia tampoco. Pero lo que es lamentable es la actitud del Cabildo.
Muy bien por erizarte y erizarnos a los demás con tu relato y con tus imágenes.
Sería buenoque algún responsable del cabildo también sintiera, aunque solo fuera una vez, su piel erizarse.