lunes, 31 de agosto de 2009

ANTICRISTO

Estamos ante un película de autor pura y dura. Es extraño que las grandes superficies y empresas  como Yelmocineplex se hayan arriesgado a proyectar un filme como este porque no es usual. De hecho la cinta viene marcada por su polémico estreno el festival de Cannes. Quizás por esa razón haya tenido un hueco en los grandes cines comerciales. Si contamos con que la película viene firmada por el incombustible Lars Von Trier (Rompiendo las olas, Bailar en la oscuridad o Dogville) tenemos asegurado que no nos dejará indiferentes.
Y así sucede con esta nueva incursión del original y carismático director danés. El director vuelve a retomar la temática religiosa algo que ya hizo en películas como Rompiendo la olas. Si embargo en esta ocasión, no lo hace directamente para atacar a la religión católica sino para hacer uso de su simbología.
Pero el anticristo de esta película no es ningún niño recién nacido. Satán se muestra mediante la imagen de la mujer, la que incitó a Adán a pecar por primera vez: el pecado original. Así  que Von trier centra la simbología del pecado en su protagonista femenina, Charlotte Gainsbourg, que ganó el premio a la mejor actriz en el último festival de Cannes. La película comienza con un prólogo rodado con una estética en blanco y negro y con unas bellas  imágenes realentizadas que bien podría haber firmado el cineasta ruso Andrei Tarkovski al cual va dedicada la película. En esas primera secuencia, el hijo pequeño de ambos protagonistas se lanza por una ventana. La madre es consciente de ello pero no hace nada porque prefiere disfrutar con su marido, Willem Dafoe que le hace el amor en ese momento.
Este hecho marcará el resto de la película. La madre sufrirá en una demencia que encarrilará todo el argumento. Ella será la anticristo. El pecado del sexo, la lujuria personificada en su figura. Como bien se desprende de  uno de los diálogos de la película. La naturaleza es quien domina a la mujer y la naturaleza es la iglesia de Satán. Von Trier ya declaró en su momento que su intención no era misógina.
El marido de la protagonista ejerce como terapeuta y por eso se la lleva a una cabaña de un bosque. Es el Edén. A partir de este momento su relación se convertira en una batalla por el bien y el mal. Donde la violencia y el sexo, como escape a la locura, serán los protagonistas.
Anticristo se sumerge en imágenes oníricas pero también en algunas de una crudeza extrema y explícita que pueden llegar a destrozar los estómagos menos sensibles como siempre le ha gustado a Von Trier. Sin embargo esto no hace que estemos ante una muy buena película carga de simbolismos y mensajes que el propio espectador tendrá que resolver. La película se divide en tres capítulos diferentes que reflejan la Tristeza, el dolor y la desesperación. Simbolizados en un ciervo, un zorro y un cuervo, que son los tres mendigos.
Al comienzo la historia transcurre lenta y debo  destacar que de las cinco personas que estábamos en la sala, una de ellas se marchó a los veinte minutos. Anticristo no es una película para el gran público, el que piense que va a ver una película de terror al uso, se equivoca aunque la trama tenga algún elemento de este género.
Von trier vuelve a demostrar que su cine bebe de los grandes: de Bergman,  de Tarkovsky, o incluso de Dreyer. Hoy  en día, es uno de los realizadores más valientes del panorama cinematrográfico.
Para ver el Trailer pincha el enlace http://www.youtube.com/watch?v=HOZ7c4fqFjQ

viernes, 28 de agosto de 2009

MISS-ES

Resulta que en Venezuela un alto porcentaje de las señoritas jóvenes del país se pirran por llegar a ser alguna vez Miss Venezuela. Por eso no es de extrañar que en la tierra propiedad de Chavez, las chicas acudan al cirujano plástico tanto como aquí acudimos a urgencias para que nos receten jarabe para la gripe. En el país sudamericano se vanaglorian cada dos por tres de contar con una nueva Miss Universo para la colección patria como ha sucedido en el último Certamen celebrado en Las Bahamas.
Como el patio no está para hablar de gripe y sin ánimo de levantar hipocondrías, no voy a irme por las ramas.
Hoy voy a Meterle caña a esas Galas que a todas las televisiones les gusta retransmitir para el deleite de su público masculino y también  femenino. Me refiero al espectáculo de Misses Españas, Venezuelas, Universos, Mundiales, Saturnianas o de más allá del Cinturón de Orión.
La belleza es tan subjetiva y relativa como los ojos que la miran. Aunque a veces puede llegar a ser surrealista. Lógicamente el canon de belleza de estas competiciones exige no pesar más de 50 kilos en las mujeres y estar muy cachas en el caso de los hombres “misters”. Existe en nuestro mundo de hoy un culto excesivo por el cuerpo, la belleza y la imagen de las personas. Estos concursos, por mucho que se empeñen en publicitarlos, no califican la belleza, califican un estilo de belleza. La verdadera belleza camina por otros barrios.
Yo los definía, por la actitud de sus organizadores, como una pasarela de carne fresca hasta  el día en el que algún avispado se le ocurrió la genial idea de plantear preguntas serias a sus participantes y lógicamente, estos certámenes pasaron a convertirse en pruebas clarificatorias  de que la belleza y el intelecto, sí que pueden ir separados. Peor fue el remedio que la necesidad.
Para muestras... un par de botones....
Lo más triste de todo esto es que se juega con la ilusión de estas personas que ven en estos concursos, una manera rápida de acceder al mundo de la moda, el cine o la televisión sin tener ningún tipo de formación, simplemente por su cara bonita, nunca mejor dicho.
No quiero coartar el derecho de cualquier persona a presentarse a estos espectáculos corporales. Cualquiera es libre de hacerlo, pero al exhibición pública de piernas, cuerpos, senos, tetas y culos, como si lo único que importará de ellos fuera eso, deja mucho que desear.
El problema se agrava cuando los concursos se aplican a las edades infantiles.

jueves, 27 de agosto de 2009

¡VIVA LA FIESTA!


En esta España de Fiestas veraniegas, de toros embolados, del despilfarro de agua y de otras fiestas de guardar que algunos escudan en la fuerza de la tradición popular, no puedo evitar que mi estómago se revuelva cada vez que veo imágenes como las que ilustran este post. Me retuerzo por dentro cuando leo con estupor que el Ayuntamiento de Bañol en Valencia se gasta este año 28 mil euros en 100 toneladas de tomate para repartir entre sus vecinos, que haciendo gala de ir sobraos por la vida, malgastan 100 toneladas, repito, 100 toneladas de tomate en estampárselas en sus caras y cuerpos mozos en una batalla campal.
La fiesta se llama La Tomatina, y para el deleite de sus participantes, los tomates vuelan y se estrellan en sus cuerpos dejando un rastro rojo de estupidez. Dicen que la tradición tiene más de 60 años, que los tomates no son aptos para el consumo y que su Alcalde, el pobre, dice que beneficiará a la población con los ingresos hosteleros. Claro. Medio planeta se muere de hambre, nosotros despilfarramos un alimento como el tomate para que tengamos más dinero en nuestra arca popular. Una perfecta planificación y visión económica digna del premio supremo de los expertos de Intereconomía Televisión: Olé y Amén, Dios mediante.
Lamentable, horroroso, vergonzoso. Se me acaban los adjetivos para definir esta barbarie hedonista-alimenticia ¡Qué imagen da esta “fiesta” de cara al exterior! No es de extrañar  que a los españoles nos traten como paletos, aunque se encarguen de decir que participan visitantes de diferentes partes del mundo: ineptos hay en todos los rincones.
Lo mismo pasa con la Fiestas del Agua desperdigadas por toda la geografía española. Una de las más famoas son Las de La Vila García de Arosa, que para más Inri fueron declaradas fiestas de interés turístico nacional en el año 2006. Agua y más agua se vierte en esta fiesta. Mientras, media España sufre sequía y la falta de agua se acrecienta cada día más con al escacez de lluvias. Incluso muchos países en el mundo ya restringen el uso del agua solo para primeras necesidades.
Pero así es España, la España de sus fiestas nacionales, la España carca, torera, cutre y tradicionalista, anclada en tiempos pretéritos, que no aprende de las nuevas realidades, que no avanza en lo social. Actos como estos deberían erradicarse del panorama festivo por respeto. Es intolerable que en estos tiempos, se sigan permitiendo este tipo de festejos que atentan las sensibilidades. Fiestas absurdas y vergonzosas. Creo que sería digno por respeto, suprimirlas cuanto antes.

miércoles, 26 de agosto de 2009

FETICHE 6

Ni era muy tarde ni muy temprano para volver a casa pero el sujeto A llevaba varios minutos sentado en el banco de espera en la estación de autobuses. Hacía calor, el pliege posterior de la rótula de su pierna estaba empapada por un sudor húmedo. El aire acondicionado chorreaba su condensación. Los pasajeros iban y venían mientras él, evadido, leía un libro con las piernas cruzadas y empapadas . No era la mejor forma de combatir del calor pero sí de pasar el tiempo hasta que llegara su autobús. Por lo tanto el sujeto A, vistiendo unos pantalones negros, de tez morena, cara fina y perfilada, ni muy alto ni muy pequeño, ni muy gordo ni muy delgado ni muy corto ni muy perezoso bostezaba después de un agotador día en la playa. Estaba a muy pocos minutos de concluír una nueva novela de bolsillo, lo que suponía que podría empezar a leer el gran tocho de 1200 páginas que su amigo Sujeto C le había recomendado entre zambullida y zambullida en la playa. Hasta aquí todo era tranquilidad para el Sujeto A que sólo prestaba atención a su lectura.
Sin embargo, por la izquierda del banco apareció la sujeta B. La sujeta B comenzó a merodear por allí. Primero dio una vuelta por detrás del banco, luego fue a la maquina de Cocacola de enfrente para saciar su sed con un trago de cafeina azucarada. Fue el momento en el que Sujeto A se percató. La visión de la sujeta B sudorosa, tragando con ansias el refresco le desentonó del párrafo 934 de la página 235 del libro que leía. Intentó seguir pero ya no fue igual. La sujeta B se acercó. se sentó junto a él y esperó. El sujeto A rezaba para que esperara su mismo autobús mientras miraba la vestimenta de la sujeta B de reojo. Una minifalda color caqui y una camisilla blanca. Tatuaje floral que recorría el talón de aquiles. Aros en las orejas y un pequeño pendiente en la nariz. Pelo recogido, uñas pintadas de negro y dientes blancos. Tez morena ni muy guapa ni muy fea, simplemente atractiva.El escaner, a caballo con un ojo en las lineas de su libro, fue inmediato . El sujeto A, se sintió seducido. La sujeta B no paraba de rascarse el brazo. Diseña tirabuzones con su cabello. Sacó el movil de su bolso lo miró, lo volvió a meter en el bolso. Mirada a la izquierda, mirada a la derecha, cruce de piernas. Mano a la barbilla. Todos estos movimientos no inmutaron a el Sujeto A que de vez encuando se hacía el interesante mirando por encima del libro hacia la izquierda como si quisiera buscar algo. Aunque lo que encontró fue la mirada cómplice de la sujeta B. Se inició así un vals de miradas de reojo perdidas, sujeto A cruza las piernas. Sujeta B se humedece los labios. Sujeto A , se mese el pelo. Sujeta B se acaricia el cuello. Sujeto A se sube las gafas. Sujeta B tira de su aro. Sujeto A pasa página. Sujeta B aprovecha el momento y le mira. Así en un sin fin de movimientos paralelos, danzando como un ritual de apareamiento. Sin mediar una palabra, en un puro coro que interpretaba el lenguaje de sus gestos. Sujeto A mira el reloj, Sujeta B , se levanta. Sujeto A la ve pasar por delante de él. Sujeta B se coloca bien la falda. Sujeto A mira a su derecha y descubre unas braguitas naranjas transparentes. Las coge las aprieta entre sus dedos y las huele. El aroma no se aleja ni cuando  alza la vista para buscar a la dueña, pero la  sujeta B ya se ha marchado. En consecuencia, Sujeto A pierde su autobús sin darse cuenta.
Pero esa noche se va a la cama con una sonrisa. Contento, disfrutando del olor de ellas bajo su almohada.

lunes, 24 de agosto de 2009

ORGULLO

Con motivo del día del Orgullo Gay ayer domingo, Los colectivos del Puerto de la Cruz en Tenerife organizaron su primera marcha por lo que ellos llamaban la visibilidad , la salida del armario.Una marcha en favor de los derechos de los gays, lesbias, transexuales y bisexuales. Muchos fueron los que acudieron a la cita y participaron. Muchos los que no lo hicieron. En lugares como el Puerto de La Cruz aún hay gente que se escandaliza con este tipo de iniciativas, sean o no revindicativas. Incluso algunos creen que lejos de conseguir la igualdad, lo que consiguen es acrecentar más la diferencia entre homosexuales y heterosexuales.
Lo cierto es que la marcha fue histórica y todo un éxito.


viernes, 21 de agosto de 2009

BESTSELLER

Después de más de diez años de meditación y preparación para emprender su lectura. Belén Navarro había cerrado la tapa dura del libro la noche anterior. Había empleado cerca de seis meses en leerla. No se sintió preparada para hacerlo hasta el día que cumplió 25 años y ese fue su regalo de cumpleaños. Disfrutó cada párrafo, linea y frase narrada en el libro. Casi mil páginas para contar pocas horas en la vida de unos personajes. Una obra que hablaba de todo lo que un ser humano debía saber. En qué pensaría Joyce al escribirlo pensó Belén al degustar los primeros minutos de su recien acaba lectura. El Ulises había copado sus últimas noches de insomnio de una manera especial. Al amanecer se sentía otra mujer. La experiecia le habia reconfortado espiritual e intelectualmente. Ya podía afrontar cualquier lectura por complicada que fuera. Se sentía un lectora madura y eso era lo más importante para ella.

Temprano, y con prisa, bajó las escaleras del portal y saludó a la portera que sostenía un libro de color negro con una extraña mujer delgada con un traje rojo que decoraba la portada. Intentó leer el título pero no pudo. En lo único que se fijó fue en el nombre del autor que al parecer por su apellido debía de ser sueco. No le dio importancia sino fuera porque jamás en sus cinco años de inquilina en el edificio había visto coger a la portera ni siquera un periódico para leer. Por eso le sorprendió. Quizás pensó que su portera quisiera adquirir cierta madurez lectora para poder ller algun día a enfrentarse al Ulises de Joyce.

Le quitó importancia al asunto pero le volvió a soprender a una joven chica vestida como una hippie que camina frente a él sosteniendo el mismo libro, con el mismo color, el mismo tamaño, la misma portada y el mismo autor que el de su portera. La chica transitaba como un zombie por la calle sin mirar hacia adelante, postrando sus mirada en el libro como si estuvira abducida corriendo aún el riesgo de que su nariz adquieriera el tamaño de una enana roja ante cualquier choque accidental. Llegó a la parada del autobús donde dos mujeres y un joven sostenían abiertos el mismo libro. El joven leía los primeros capítulos. Las otras dos mujeres parecía leer al unísono porque sus páginas estaban casi parejas. Leía como condenadas apoyadas en la tablilla de horarios de la parada. Apostaría lo que fuera a que si en ese momento pasara la linea que esperaban, les daría lo mismo perderla. Pero eso no fue así. Llegó el autobús y las señoras y el chaval subieron con sus libros abiertos y pagando el ticket sin mirar apenas al conductor.

Dentro de la autobus el virus lector se extendía a otras cuatro personas que leían el mismo libro como si en él se relataran los secretos ocultos de la humanidad. Daba la casualidad que excepto el chaval del autobus, todo eran mujeres hasta el momento las que deboraban aquella novela.

Pensó que quizás el Ulises de Joyce ya no fuera una biblia que todo lector debiera leer almenos una vez en su vida. Y se acrecentó más su opinión cuando en el parque, en la cefetería donde desayunaba todas las mañanas, en el ascensor, en la oficina, y los cuarto de baño mixtos del edificio donde trabajaban un ejemplar de aquel libro descansaba o lo leían mujeres y más mujeres que no despegaban sus ojos de sus lineas.

La pandemía se extendía por toda la ciudad. Belén comenzó a pensar que todo aquello era una pesadillla, que era un sueño posterior a la finalización de la novela de Joyce. Intentó pellizcarse pero los devoradores de aquel libro surgían por todos lados. Un sudor frío le recorrió la nariz. Salió a la calle pare refrescarse, pero la novela aparecía allí donde fuera. En las esquinas de las cafeterías, sobresaliendo de los bolsos de la señoras, en los escaparates de la librerías, en los bancos públicos de las plazas. Todo el mundo lo leía. Nadie podía escapar a su embrujo. Desde la ama de casa más sencilla hasta el más intrépido de los investigadores universitarios. Todos estaban abducidos por el escritor sueco del que Belén nunca había oído hablar.

Así que se acercó y leyó el título de aquella novela. " Los hombres que no amaban a las mujeres".
Por un momento se sintió identificada pero pensó que con ese título era normal que atraiesel a atención.

La curiosidad no le venció y prefirió seguir pensando en las últimas horas del Ulises de Joyce y escapar una vez más de las modas literarias en el ámbito globalizado de los bestseller. Pese a que algunos la calificaban de la novela del siglo o de una obra maestra. Belén se mostró fiel a sus clásicos. Primero debería terminar con ellos para comenzar a leer las grandes obras del nuevo siglo. Ese era su plan y nadie se lo iba a impedir.

Pero visto lo visto. Pensó que podría hacerse rica escribiendo así que al día siguiente comenzó a escribir una novela. Algo con lo que siempre había soñado. Desde entonces ya no paró.

jueves, 20 de agosto de 2009

VACACIONES SOLIDARIAS

Gabriela había trabajado duro durante todo el año para llegar con fuerzas para el mes de Julio. Sus vacaciones iban a ser las más intensas que recordase durante mucho tiempo. Fue un mes que la marcó para el resto de su vida. Corría el año 1996, la Guerra en Los Balcanes, había concluído a finales del año anterior y había hecho mella en su corazón. Las imagenes que veía a diario en la televisión le habían cansado tal impacto que ese año decidió dedicar su tiempo vacacional a ayudar a los más necesitados del conflicto: los niños. Todos ellos inocentes.

Gabriela se había separado hacía poco. Un matrimonio que disfrutó hasta que el amor se le agotó. Aún tenía mucho que dar y por eso decidió viajar a Zagreb. Había tenido experiencia como enfermera en un hospital de niños deformes cuyos padres había abandonado así que estaba preparada para afrontar un mes entero lejos de su casa.

Llegó a Zagreb en el mes de Julio. Una vez allí la destinaron a una pequeña localidad a unos 11 Kilómetros Breznica. Cuando llegó, le advirtieron que tuviera cuidado donde pisaba porque el hospital donde iba a trabajar estaba plagado de minas antipersona. Para ello, los enfermeros, habían marcado el camino pintando de blanco los árboles.

El trabajo fue duro. Cada día llegaban numerosos niños mutilados por las bombas o los que habían pisado una mina. De vez en cuando podía tomarse un respiro y fumarse un cigarrillo en las escaleras del barracón que tenía asignado veía pasar sobre su cabeza los bombarderos rumbo a Sarajevo. Me gustaría ir allí pensaba Gabriela. Pese a su corta edad, 27 años había vivido varias experiencias extremas que la habían endurecido. Pero hubo algo que no pudo más que su fuerza moral y de corazón. A los pocos días conoció a Davor. Tenía tan solo 19 años. Iba en una silla de ruedas. La metralla de una bomba que destruyó su casa le había dejado tocada la médula espinal y había dado con sus piernas en una silla de ruedas para el resto de sus días. La personalidad de Davor cundió tanto en Gabriela que cada día, después de hacer su guardia. Sacaba a pasear a Davor por los campos verdes. Fue en esos momentos cuando se forjó su amistad. Una amistad que se convirtió en algo más para Gabriela que se había enamorado perdidamente de él. Ella quiso mantenerlo en secreto. En un principio la comunicación fue difícil pero Davor hablaba algo de inglés. Gabriela también, así que se entendían con frases sencillas. Le contó como los bosnios había entrado en su casa y la habían desvalijado por completo después de violar a su hermana. Días más tarde un bombardeo de aviones la ONU acabó con su movilidad al bombardear la caravana en la que marchaba por error. Davor había quedado marcado por lo que en el argot militar se llama daños colaterales. Nadie se responsabilizó de su tragedia ni la de las 50 personas más que murieron en el ataque. Desde entonces Davor había perdido la facultad de hablar hasta que conoció a Gabriela.

Uno de los últimos días de estancia en Zagreb. Davor consiguió que un amigo suyo conductor acercara a Gabriela a Sarajevo. El aspecto de la ciudad era desolador edificios acribillados por la metralla de las bombas, el cielo era negro al igual que las fachadas de las casas. Impactos de bala en los muros y muchos muchos coches de cascos azules que no servían para nada.

Gabriela volvió de la excursión entendió la mudez de Davor. Faltabandos días para que volviera a España y pese a que lo quería con toda su alma. No le confesó nada . Se despidió de él con una enorme sonrisa. Prometieron escribirse y así se fue.

Gabriela no volvió a saber nada más de Davor. Desde entonces sus vacaciones nunca más volvieron a ser iguales.


PD: Muchos españoles en estas fechas de verano aprovechan sus vacaciones para viajar como voluntarios a aquellas zonas conflictivas donde las personas necesitan ayuda. Son unas vacaciones solidarias para las que ahorran durante todo el año. Son sus vacaciones, de las que siempre se vuelve con el corazón en un puño.

martes, 18 de agosto de 2009

AMMAN

Acabo de regresar de Jordania y aterrizo de nuevo en el mundo real. Ha sido una maravillosa experiencia y hoy vuelvo a escribir. Justo hace un año que EN EL CAMINO comenzaba a andar. Nunca pensé que pudiera a cumplir un año pero aquí sigo y con muchas ganas de seguir contando historias. Antes de contar mi visita a la mágica Petra o al encantador desierto de Wadi-Rum y el Mar Muerto. Comenzaré por hablar de mi estancia en la capital de Jordania: Amman.
Espero que a partir de la próxima semana pueda completar las historias con tres videos que preparo de este viaje y que como siempre publicaré cada lunes. Gracias a todos por seguir ahí.

Amman está rodeada por 19 colinas. En cada una de ellas se levantan miles de casa de uno o dos pisos. Son edificaciones de autoconstrucción y cada una de ellas diseña un puzzle arquitectónico de vetanas y azoteas que se asemejan a a colmenas adosadas a las montañas y que conforman cada uno de los horizontes de la ciudad. El sonido del rezo del Corán desde las torres de las mezquitas conforman un concierto que se desarrolla tres veces al día. Es en este momento cuando el sonido de las bocinas, el alboroto de la calles y del gentío, se mezclan con el cántico árabe de llamada, conformando un ambiente único.
Los jordanos son gente hospitalaria. Muchos de ellos te saludan por la calle dándote espontáneamente la bienvenida a su país. Están tremendamente orgulloso de su rey Abdalah II, que les ha traído la estabilidad. Su imagen adorna casi todas las calles, carreteras, edificios, y rincones del país. Los últimos atentados de Alqaeda enla capital fueron en el año 2005, por eso cada hotel dispone en su entrada de un detector de metales. El rey ha creado el cuerpo de la policia turística.

Aunque parezca mentira, Jordania es un país laico. La mayoría de sus habitantes son musulmanes de origen suní y conviven con una pequeña minoría cristiana. Las mujeres, pese a que han adquirido una serie de derechos siguen sin gozarlos plenamente y es normal verlas con el burka. Aunque algunas de ellas ocupan oficios de funcionariado como el de agentes de policia o pilotos. Existe una gran variedad de mujeres que no practican la religión musulman y que incluso se atreven a salir a la calle con su cara destapada.

Dos millones de personas se mueven a diario por esta ciudad. Una ciudad donde los niños suben a las azoteas para volar sus cometas. no es raro no ver ninguna serpenteando por el cielo azul y despejado de Amman. Tampoco es extraño encontrarse con sus esqueletos enrrollados en los cables de electricidad. Como si los cables fueran el hogar de sus restos fósiles en un país en el que existen cientos y cientos de yacimientos arqueológicos.



Internarse en el centro antiguo de Amman es toda una aventura. Mi Hotel quedaba lejos y decidí coger un taxi. Pillar un taxi en Amman es como montarse con un kamikaze. Mi taxista se llamaba Aladdin y si tuviera que calificarlo lo haría como un genio del volante. Sobre todo porque no sé como no murimos en el intento de llegar a la mezquita principal de la ciudad: Al Husseim.
En Amman los coches no respetan el código de circulación. El primer percance que tuvo que lidiar fue la de un vehículo que realizó un giro de 180 grados en un cambio de sentido. Casi nos comemos el maletero del coche, mientras que Aladdin soltaba toda la colección de palabrotas de árabe que se sabía. "Donkey driver" me decía. Yo con la boca cerrada, asentía con los ojos como platos. Se ponía nervioso y encendía un cigarro. ¿"Smoking"? No gracias le dije. Un poco más adelante casi atropellamos a una mujer que se había atrevido a cruzar la calle entre el tráfico. Nos miró pero solo pude ver la expresión de sus ojos en una cara que tapaba un Burka.


Aladdin la esquivó con un volantazo a la izquierda y con la misma velocidad cambio de sentido entre una maraña de coches que había delante de nosotros. Luego, en dos segundos, un frenazo en seco nos dejó frnte a un coche que no le dejaba pasar. Nos quedamos a dos centímetros de hacer contacto. Yo resoplé. "No problem, no problem" me decía Aladdin. El calor ya me penetraba las entrañas y sin ningún ventilador ni aire acondicionado cercano.
De poco servían los policias de tráfico que se distinguían por llevar un casco acabado de un afilada punta y tapados por detrás con un pañuelo para protegerse de los rayos del sol.

En los siguientes minutos de la ruta Aladdin me dio conversación. Que si mucho calor que si de dónde venía. Yo le respondía con toda la amabilidad del mundo. Él pese al estrés del tráfico y después de que le hubiera convencido de que me dejase el precio en tres dinaes en lugar de cinco, me sonreía diciéndome en un chapurreado inglés arábico, que yo era un buen hombre. Como si me conociera de toda la vida. Al fin y alcabo, después de los diez minutos que compartí con él arriesgándonos entre el mar de coches caótico de Amman, habían sido excitantes, mejor que montar en una montaña rusa. Me cayó bien y me despedí ofreciéndole una propina de medio dinar más que él me agradeció dándome la paz: Salama

Cuando acabó la travesía estaba sano y salvo pero ahora me econtraba en las ajetreadas calles del centro, en Wasat Albalad. Lo más parecido a un Zoco. Cientos de personas iban de un lado a otro cargando mercancías a sus espaldas, circulando en medio de la calle. confunidas entre los coches. Beduinos con sus pañuelos rojos. Mujeres con el burka, las más modernas y menos radicales se atrevían a enseñar la cara aunque con el pelo cubierto con pañuelos de todos los colores a juego con ropas que siempre las tapaban del todo. Tiendas de todo tipo que vendía souvenirs árabes, banderas de Jordania, alfombras, telas, Shishas (Pipas de agua), gran variedad de especias, y utensilios de cobre para el té o para quemar incienso.
Las calles en general eran sucias, construídas en las pendientes de las colinas sin ningún tipo de alineacion y con edificios a medio construír. Calles desniveladas completamente. Un caos que contrastaba con la limpieza y orden de las zonas más ricas. Si hay algo que caracterice a la sociedad jordana es la inexistencia de una clase media.

Pero la zona con más actividad no era ni siquiera la mezquita central que comenzaba a llamar a sus fieles al rezo. El mercado de fruta y hortalizasde Amman es un deleite para los oidos, vista y gusto. Aquí se pueden encontrar todo tipo de variedades de fruta y verdura. Melocotones de todos los tamaños, gigantescos melones y sandías, albaricoques, kiwis y exótismos, que sus comerciantes venden gritando entre el resoplido eco de los visitantes. Carretillas de transporte, cajas de fruta vacías. Dinares que pasan de mano en mano. Del comerciante al cliente. De la caja a la bolsa. El alboroto se mezcla con los intensos olores que desprenden cada uno de los puestos. Sabores que se cuelan por las fosas nasales transportándote a un oasis de macedonia y fruta fresca en medio del calor y la polución de los coches que afuera luchan por hacerse un hueco en las calles.
Es el día a día, la imagen perenne.... de las calles en Amman.

lunes, 10 de agosto de 2009

JORDANIA

No escribo desde hace dos o tres dias basicamente porque de nuevo me encuentro en el camino. Estas lineas las escribo desde un viejo ordenador de Jordania. Hace tres dias que llegue aqui y hasta ahora no he podido encontrar tiempo ni un ordenador en condiciones para relatar mi viaje. Pido disculpas por los acentos pero este teclado desde el que escribo esta en arabe y bastante esfuerzo hago ya con recordar las teclas en espanol.

En la foto. Junto a las columnas de la entrada principal de la antigua ciudad enterrada de Jerash. Una de las mas importantes de la era romana cristiana
Llevo dos dias al norte del pais. Llegue a la capital Amman, el pasado domingo. En estos dos dias me atreveria a decir que Jordania es el pais de los ninos. Ninos que te saludan al pasar con una sonrisa, ninos que trabajan en las carreteras vendiendo fruta, descargando fruta, transportando fruta. Ninos que juegan con cometas, que llevan carretillas, que ayudan a sus padres en la construccion de su casa. Ninos que remiendan zapatos ( Es increible la cantidad de zapaterias que existen y el numero de tiendas de zapatos viejos que hay aqui) ninos que se aburren, que se tostan al sol, ninos que llenan bidones de agua (El agua es el bien mas preciado en Jordania porque es el quinto pais del mundo con mayores restricciones de agua. Apenas llueve en esta region) Asi que conseguir una botella aqui es como disponer de un gran tesoro. Ya no te digo si puedes ducharte. Como iba diciendo, los ninos copan gran parte de la vida social de esta region. La media de hijos aqui es de cuatro por familia asi que es facil ver a cientos de ellos corretear mientras pasas junto a los poblados.

Nina sonriente. En un descanso. Ayuda a su padre en una de las carreteras hacia Petra cargando Sandias.

Amman es la gran capital del pais. La ciudad es practicamente nueva aqui solo hay casas, casas y mas casas. Como apenas se pueden permitir el lujo de limpiar las calles con agua, cada uno hace lo que puede asi que las cunetas, los edificios, los coches y las calles estan siempre sucias y llenas del polvo que llega del desierto (el 82 por ciento del territorio del pais es desertico).

Este tiene que ser el pais donde a todo el mundo se le estropea siempre el coche. Lo comento porque en mi camino a la ciudad de Jerash a unos 45 km de la capital, no he parado de ver cientos de talleres de reparacion. Hay uno, dos , tres o hasta cinco juntos a la entrada y salida de cada pueblo. Manchados de aceite, sucios, repletos de chatarra y repuestos, sus trabajadores nos dicen adios al pasar (el 45 por ciento de la poblacion jordana es funcionaria)


Vista panoramica de la ciudad de Amman. Apostada sobre siete colinas

Jordania huele a olivo. Gigantescos valles de olivos rodean el pais. Rumbo a Jerash pasamos por uno de los primeros campos de refugiados palestinos que se crearon desde 1967. Los jordanos son hospitalarios. aqui conviven cristianos (7 por ciento) e islamicos (93 por ciento) con absoluta tranquilidad. Muchos de estos palestinos acogidos en 1967 ya desempenan profesiones importantes para el pais.

No tiene precio por lo menos para mi oir a mediodia el sonido de la oracion al Coran desde las torres de las mas de 600 mezquitas que hay en Amman. El sonido se extiende por toda la ciudad envolviendola de un ambiente magico.

En el monte Nebo donde supuestamente murio Moises. Al fondo, el valle del Jordan y mas al fondo el Mar Muerto.

No se si podre volver a conectarme en los proximos dias porque tomo rumbo al desierto y logicamente alli no tendre conexion. Sin embargo contare este viaje mas detenidamente a mi regreso. Con pelos.... y senales...

Salam...




viernes, 7 de agosto de 2009

AISLAMIENTO

La puerta del ascensor se abrió en la planta 7. El panorama era desolador. La sala de espera estaba atiborrada de gente. Niños que lloraban en brazos de sus madres. Señoras mayores que se sostenían casí dormidas en sus bastones. Madres embarazadas con caras desencajadas. Señores paseando de una esquina a otra. Enfermeras corriendo de un lado a otro con bandejas de medicamentos. Era un mundo diferente. Un mundo escondido en aquel hospital de todos y para todos. Una situación muy alejada de la realidad que querían mostrar los políticos responsables de la sanidad pública.


Aunque era muy joven , apenas contaba con 23 años, por primera vez se sintió mentido. Dos décimas de fiebre eran las culpables de que su madre lo hubiese llevado al servicio de urgencias. Como estaba colapsado, lo habían enviado a la séptima planta. La de enfermedades cardiorespiratorias, donde se había improvisado una consulta de diagnóstico rápido. Se sentó a esperar. Todos eran sospechosos, todos se miraban los unos a otros mientras el conciertos de tos destornudos y orgías de pañuelos impregnados de mocos se adueñaban de la sala. Nadie allí podía pensar que estaba a salvo. Ni siquiera el llanto de los niños pequeños le consolaba. Se sentía como un bicho raro.


Después de dos horas de espera. Entró a revisión. Le explicó al médico sus síntomas. Le oscultó, mientras le obligaba a toser. Lo único que recibió a cambio fue una hoja de instrucciones higiénicas que devería cumplir a raja tabla durante las siguientes dos semanas. La receta, era por si las moscas: guardar cuarentena en su habitación.
La madre se preocupó más aún cuando en la farmacia se habían agotado las mascarillas. Entonces se acordó de que en casa guardaba una de cuando se había puesto enferma de varicela. Cuando llegaron a casa. La madre lo acompañó hasta su habitación. Le dio la mascarilla y cerró la puerta con cuidado como si no fuera a ver a su hijo nunca más.

Al día siguiente sonó un toc en la puerta de la habitación. Se abrió sigilosamente y un plato con judias se deslizó junto al marco inferior. -Toma necesitas ponerte fuerte- dijo la madre. Se levantó de la cama, cogió el plato y el zumo de naranja que le había preparado su madre. El azar había elegido que se llamara Gregorio Samuel Sánchez. Allí estaba, encerrado bajo cuatro paredes. Aun tenía alguna décima de fiebre pero su cuerpo se sentía relativamente bien.


Los siguientes días fueron agobiantes. Había conseguido hacer un pequeño agujero en la mascarilla a la altura de la boca para introducir el último cigarro que le quedaba. Estaba cansado de ver la tele. Lo habían visitado los amigos ,las amigas, los familiares y algunos conocidos pero no los había podido ver, así que tuvo que conformarse con hablar con ellos desde detrás de la puerta, como si de un confesionario se tratase. Era verano y el calor era insoportable. Aquello era lo más parecido a estar en la cárcel pero las autoridades sanitarias habían extremado todas las precauciones ante los más ligeros síntomas. La paranoía mundial ya estaba en marcha. Se acordó de La metamorfosis, el libro que había leído en el instituto y entoces fue cuando comprendio y fue consciente de la tortura de su protagonista. El calvario duró dos semanas más.


En el mes de octubre más de la mitad de la población mundial se encontraba en cuarentena. Gregorio Samuel caminaba por la calle sin mascarilla, tachando en una libreta a los amigos , familiares y conocidos a los que ya había visitado. Todos ellos le había dicho anterioremente que a ellos nunca les tocaría:
Se equivocaban.

jueves, 6 de agosto de 2009

ADOPCIÓN

El doctor Servando y la doctora Cristina trabajaban juntos en el Hospital central. Se habían conocido durante la carrera de medicina y desde entonces sus vidas se unieron por azar.
Nada más acabar la carrera se casaron. Se amaban, se querían. Disponían de un alto estatus social. Una amplia casa con jardines y terrazas. Eran ricos, jóvenes y guapos pero les faltaba algo. Después de dos años de matrimonio se enteraron de que no podían tener hijos. La doctora Cristina entró en una larga depresión hasta que decidieron adoptar un niño. El doctor Servando movió los hilos en los sectores más influyentes para que los trámites fueran lo más ligero posibles.

Después de un año, todo estaba listo para adoptar a Hristo un niño rumano de 2 años , huérfano. La doctora Cristina se había enamorado de él en una de las numerosas fotografías que le había ofrecido en el catálogo de niños de adopción de la Europa del Este. Los últimos trámites los llevaron acabo en la oficina de adopción y a los pocos días volaron a Bucarest a recogerlo.

Los doctores lo acogieron con alegría y celebraron una fiesta para dar la bienvenida al singular niño adoptado. Es rubio como nosotros, se jactaba la doctora Cristina enseñándole una foto a una de sus mejores amigas. Como si aquel niño lo hubiese parido ella misma. El doctor Servando la miraba con los ojos llorosos, feliz por haber conseguido lo que tanto sufrimiento había causado a su esposa. Por fín lo tenían todo.

Pasaron dos años y Hristo enseñó sus cartas. El niño mostraba cierta tendencia hiperactiva y esto le causaba algún que otro trauma a Cristina que tuvo que dejar el trabajo en el hospital para encargarse del niño.

Pero un día Cristina comenzó a tener mareos y naúseas. Después de un análisis ,descubrió que estaba embarazada. El doctor Servando no podía creer aquello y mucho menos ella, que sujetaba los resultados de su análisis en la mano mientras miraba a su hijo Hristo que le sonreía desde su carrito. con nu chupete en la boca.

Una semana más tarde Cristina se presentaba en la oficina de adopciones con los papeles de adopción de Hristo.

-Mire disculpe- Dijo Cristina. Resulta que me he quedado embarazada y me gustaría devolver a Hristo. Es un poco nervioso y mi marido y yo necesitamos estar tranquilos.

La empleada de la oficina no daba crédito a lo que oía. El estado asumió la tutela de Hristo y siete meses después Cristina sufrió un aborto natural del que ya no se recuperó.

(Basado en un hecho real)




miércoles, 5 de agosto de 2009

EN BUSCA DEL BARCO FANTASMA

Existe un paraje especial de la isla de Fuerteventura que siempre me había fascinado. Aprovechando un viaje a Lanzarote con mi amigo Augusto Abreu, decidimos darnos un salto a la isla vecina para visitar un lugar que en los últimos 15 años se ha impregnado de misterios. Sobre todo, porque guarda un tesoro paisajístico heredado de una catástrofe marítima. Incluso, algunas personas han muerto en el intento de alcanzar el tesoro para verlo desde más cerca. Hablo del American Star, el barco fantasma encayado en la década de los 90 en las costas majoreras.


El Américan Star había concluído su última aventura el 15 de enero de 1994 cuando un remolcador ruso lo trasladaba al Puerto de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria. Una terrible tormenta dejó a la deriva el barco. Su tripulación era rescatada por un helicóptero y el barco decidió pasar el resto de sus días junto a la costa de Fuerteventura muy cerca de la playa de Garcey.

El American Star fue botado en 1939 despues de ser bautizado por Roosevelt. Por aquel entonces se convirtió en un trasatlático de lujo con solo 50 metros menos de eslora que el Titanic.
Incluso, durante la II Guerra Mundial fue utilizado para el transporte de armas.


Así que motivados, decididos citarnos una vez más con la historia pasada.Llegamos a Fuerteventura por el norte, abordo del Ferry que nos había trasladado desde Lanzarote . Hacía mucho calor y debíamos atravesar media isla para llegar a la Playa de Garcey en la costa Oeste de la isla, así que como llegamos al atardecer, decidimos pasar la noche en la cercana playa del pueblo de Ajuy.

La noche en Ajuy fue corta. Alumbrada por un firmamento totalmente estrellado. A las seis de la mañana estábamos en pie para emprender la excursión en busca del American Star. Era domingo pero antes decidimos desayunar en el único bar abierto a esa hora en el pueblo. La encargada servía cafés a dos clientes ya mayores naturales de la zona que charlaban sobre sus logros pesqueros en las calas cercanas. Le preguntamos por el barco y dudó de que aún existiera. "El barco creo que se hundió hace tiempo" Nos comentó que en su día, cuando encayó , bajó a verlo, pero que no había vuelto más. El otro señor nos aseguraba que sí, que seguía allí. Mi cara dormida se despertó deseando que fuera cierto, pero el cliente más anciano que era pescador, nos comentaba que ya sólo íbamos a ver en la superficie la popa del barco porque la última tormenta lo había hundido por completo.

Augusto y yo estudiamos la situación saboreando el café mañanero de rigor que nos despertará de los dolores de espalda que nos había causado dormir en el coche la noche anterior. Tres fuentes distintas, tres informaciones diferentes.

Como no había ni un alma más dudamos de bajar o dirigirnos a otra gran playa enigmática: la de Cofete, pero ya que habíamos llegado hasta allí emprendimos la ruta hacia el American Star.

En alguna página de internet no recomendaban adentrarse hasta la playa de Garcey en coche, ya que el camino era polvoriento, de tierra, estaba lleno de baches y se corría el peligro de estropear el coche. Cuando llegamos a la entrada de la pista de tierra no apreciamos demasiado desnivel así que seguimos avanzando. En momentos como ese, me di cuenta de que todo lo que había leído en la página de internet sobre el lugar, estaba escrito por algún guía extremadamente precabido sin ningún afán por la aventura.

Un pasaje desértico nos escudaba a ambos lados del camino. Sí era polvoriento pero qué mas daba. No había nada en un kilómetro a la redonda, solo altas montañas con contrastes marrones en el horizonte y un gran grupo de aves marinas que volaban a ras de suelo cerca del vehículo, como si nos quisieran guíar por el camino correcto.

Llegamos a un cruce de caminos y dudamos. Más abajo a la derecha vimos un grupo de caravanas. Pensamos en ir a pie y preguntar por dónde se llegaba al barco hasta que en un citroen rojo escarabajo apareció de la nada levantando polvo por el camino de la izquierda. Aquel trasto podría tener al menos 30 años. Dos jóvenes del lugar con sus cañas de pescar lo ocupaban y al juzgar por sus caras, la pesca durante la noche había sido buena. Les preguntamos por el barco y con gran amabilidad nos dijeron cómo llegar. Augusto y yo nos miramos ilusionados deseando que quizás pudieramos verlo tal y como queriamos verlo. Metimos la directa entre curvas y continuos cambios de rasante. Tardamos algo más de 20 minutos en llegar a la playa. Unos cuantos campistas habían instalado allí sus casetas y caravanas. No amenazamos su tranquilidad. Eran las 8 de la mañana y solo las olas que morían en la orilla rompían el silencio.

Era temprano y el sol aún mostraba sus tímidos rayos. La luz era perfecta para captar la imagen del buque pero cual fue nuestra decepción cuando sólo pudimos avistar la popa del barco que las olas habían partido en dos y casi hundido por completo.

El pescador tenía razón. Algo tristes nos detuvimos durante un rato apra sacar algunas fotos de la poca chatarra que sobresalí a en el mar y de nuestras caras frustradas.


Sin embargo no desfallecimos. El barco estaba allí, y lo más importante es todo lo que habíamos compartido juntos en el camino. Seguramente espero volver pronto para trazar la historia del barco desde otro punto de vista. Esperemos que por lo menos, nos siga aguardando.

martes, 4 de agosto de 2009

RETRATOS DE UN INSTANTE: EL CORREDOR DEL OCASO

Corría, pero no se había preguntado porqué. Era un Forrest Gump en busca de su gesta. Una gesta que le hiciera sentirse más seguro, en armonía con la sociedad que le rodeaba, bajo la mirada del sol.

Corría y consigo lo hacían sus esperanzas, y sus anhelos. Un día creí en este corredor, en su motivación, en el vínculo con su silueta, su mejor amiga que nunca lo había abandonado. En una semana había recorrido más de 1000 kilómetros a base de pundonor, agua y bebidas isotónicas. Pero simplemente se tenía que conformar con ser un corredor más, sin victorias, sin triunfos. Un corredor en el camino que se había quedado, una vez más, atrás.

Su reto era palpable. Había escalado con sus gemelos los 3200 metros de la base más alta de la isla. Pero valió la pena. Desde allí contempló el amplio mar de nubes arrodilladas ante el imperio del aterdecer estibal. Una visión que ya nunca más olvidaría. Por fin había alcanzado la cumbre.