jueves, 9 de septiembre de 2010

UNA MUERTE EJEMPLAR

Ramiro vestía un traje a medida. De color negro, con camisa blanca y una rosa en la solapa. Al más puro estilo de otras generaciones desgastadas. Llegó a la ciudad con el aura ennegrecida por el paso de los años a la sombra. Con las cenizas de su madre recién fallecida bajo el brazo y a la espera de reposar en el agua de la bahía. Allí era a donde se dirigía. La parada del metro ligero que lo llevaría hasta allí y donde esperaba sentado, pintaba un lúgubre marco de luz de opereta, como si estar sentado allí, fuera una sesión de interrogatorio. Como si las miradas de todo el mundo se centraran en él gracias a un cañón de luz intermitente que iluminaba su rostro huesudo de pan y agua. De pronto una pareja de polis de patrulla se dejó ver pasando justo delante de él. Uno de los agentes de policia lo miró con fijeza. Ramiro, apartó la vista a un segundo término donde se sentaba otro futuro pasajero de próximas paradas. La pareja se deslizó por las escaleras mecánicas rumbo a la superficie y Ramiro respiró con cara de satisfacción muda.

Una imagen totalmente diferente a la del individuo que devoraba su ardores de estómago con eructos de Clipper de fresa al otro lado del banco. Era un tipo orondo de asco, que se limpiaba los trozos de papa frita que se le adherían a sus labios gruesos y grasientos. De vez en cuando se giraba y esbozaba una ligera sonrisa de Fritolay. A Ramiro le repugnaba. El metro se acercaba, el orondo se levantó con rapidez extasiada después de tanto esperar. En ese preciso momento Ramiro se alisó el traje, se levantó y aprovechó la ocasión. El individuo notó un ligero roce en su espalda y cayó a las vías. El vagón del conductor le reventó la cabeza, pocos metros más tarde se detenía con el pasaje gritando de pánico, con el parabrisas funcionando e impregnando el espejo de sangre. Ramiro sacó su rosa de la solapa y la lanzó al vuelo. Cayó en el hueco de las vías rojas. Luego tiró la bolsa de papas fritas a la papelera y se fue tranquilo. Prefirió ir andado y disfrutar del paseo hasta la bahía donde tenía pensado esparcir las cenizas de su madre.

No hay comentarios: