martes, 16 de febrero de 2010

TEST

Era la quincuagésima vez . No fue casualidad, pero ella sabía que sería la última. A lo largo de tres años, tres mil kilómetros de distancia los había separado en el espacio. Por lo tanto, sin llegar a un acuerdo, gran parte del tiempo del que disponían anualmente , lo aprovechaban para dejarse llevar, sin preguntarse si lo que hacían era bueno o malo, si era moral o inmoral. Vivían con sus fantasmas. Se comían los subconscientes y derretían saliva para saciar sus desengaños. Ella le preguntaba una y otra vez si le gustaba, como buscando sellar sus deseos para siempre. Aunque era consciente de que sus tiempos no serían eternos, que pronto encontrarían destinos opuestos. Él le ordenaba que se divirtiera, que probara otras cosas, pero ella estaba entregada, atada. Pese a todo, sus meses sabáticos se adornaban en hoteles lujosos, en trenes de tránsito, en inviernos con abrigos de humo y bufandas de cine. La última vez ella fumó y ni siquiera le besó al despedirse en el aeropuerto. Ahora tres meses más tarde desde la última vez. Sabía que no habría más. Su test de embarazo había dado negativo y los dos llegaron al acuerdo de no volverse a ver.

1 comentario:

Tom dijo...

No sólo impresiona lo que dices y como lo dices, tambíen lo hace lo que queda sugerido.