jueves, 6 de agosto de 2009

ADOPCIÓN

El doctor Servando y la doctora Cristina trabajaban juntos en el Hospital central. Se habían conocido durante la carrera de medicina y desde entonces sus vidas se unieron por azar.
Nada más acabar la carrera se casaron. Se amaban, se querían. Disponían de un alto estatus social. Una amplia casa con jardines y terrazas. Eran ricos, jóvenes y guapos pero les faltaba algo. Después de dos años de matrimonio se enteraron de que no podían tener hijos. La doctora Cristina entró en una larga depresión hasta que decidieron adoptar un niño. El doctor Servando movió los hilos en los sectores más influyentes para que los trámites fueran lo más ligero posibles.

Después de un año, todo estaba listo para adoptar a Hristo un niño rumano de 2 años , huérfano. La doctora Cristina se había enamorado de él en una de las numerosas fotografías que le había ofrecido en el catálogo de niños de adopción de la Europa del Este. Los últimos trámites los llevaron acabo en la oficina de adopción y a los pocos días volaron a Bucarest a recogerlo.

Los doctores lo acogieron con alegría y celebraron una fiesta para dar la bienvenida al singular niño adoptado. Es rubio como nosotros, se jactaba la doctora Cristina enseñándole una foto a una de sus mejores amigas. Como si aquel niño lo hubiese parido ella misma. El doctor Servando la miraba con los ojos llorosos, feliz por haber conseguido lo que tanto sufrimiento había causado a su esposa. Por fín lo tenían todo.

Pasaron dos años y Hristo enseñó sus cartas. El niño mostraba cierta tendencia hiperactiva y esto le causaba algún que otro trauma a Cristina que tuvo que dejar el trabajo en el hospital para encargarse del niño.

Pero un día Cristina comenzó a tener mareos y naúseas. Después de un análisis ,descubrió que estaba embarazada. El doctor Servando no podía creer aquello y mucho menos ella, que sujetaba los resultados de su análisis en la mano mientras miraba a su hijo Hristo que le sonreía desde su carrito. con nu chupete en la boca.

Una semana más tarde Cristina se presentaba en la oficina de adopciones con los papeles de adopción de Hristo.

-Mire disculpe- Dijo Cristina. Resulta que me he quedado embarazada y me gustaría devolver a Hristo. Es un poco nervioso y mi marido y yo necesitamos estar tranquilos.

La empleada de la oficina no daba crédito a lo que oía. El estado asumió la tutela de Hristo y siete meses después Cristina sufrió un aborto natural del que ya no se recuperó.

(Basado en un hecho real)




1 comentario:

Coro dijo...

¡Zaz!, no tendrían que haber aceptado la devolución.

Qué poco responsables. ¿Y si su hijo natural le hubiera salido con una deformidad?...

Bueno, es me me enojó la historia, podría decir más cosas, pero mejor paro.

Besos.