domingo, 22 de febrero de 2009

CONFIANZA

Eran las dos. Ángel salía de trabajar del archivo histórico y pensaba en sus cosas. El camino a casa fue tranquilo. A los pocos minutos ella le llamó por telefóno para verse. Le pareció raro. No habían quedado ese día así que se temió que sería para intentar arreglar el comportamiento que había tenido en los últimos dos meses.
Llevaba cuatro años saliendo con Irina. Una chica encantadora, guapa y sencilla. Sin embargo en las últimas semanas se había comportado extrañamente. No contestaba cuando la llamaba o no le apetecía salir cuando se lo pedía. Así que el hecho de que hubiese llamado, era una señal.
Fue rápida y concisa. Despachó cuatro años en menos de treinta minutos. Monotonía, falta de ilusión y pasión fueron las excusas esgrimidas para dejar la relación.
Él no entendía cómo había surgido en ella ese sentimiento. Es cierto que en los dos últimos meses las cosas no habían ido bien pero se trataba de la primera crisis que pasaban en cuatro años.
Las siguientes semanas se convirtieron en un intento por volver a retomar la relación pero fueron en vano. Quedaban, se llamaban pero ella estaba cada vez más lejos. Su compañero de trabajo, Santi, intentó consolarle cuando se lo contó. Ángel le pidió algún consejo. Él la conocía bien. Los tres solían salir juntos amenudo con los amigos a cenar o ir al cine. Santi conocía a Irina desde que estudiaban juntos en la Universidad de Historia. A Ángel se le ocurrió acudir a él como último remedio, esperando que Santi la pudiera convencer. - Algo me ha comentado Ángel, pero está siendo muy comedida al respecto, no me dice mucho. A ti te entiende, eres su mejor amigo, quizás te pueda explicar porqué ha tomado esta decisión- le comentó desesperadamente. -Haré lo que pueda Ángel, traquilo. - le respondió.
Eran las dos. Santi salía de trabajar del archivo histórico y pensaba en sus cosas. El camino a casa fue tranquilo. A los pocos minutos ella llamó a la puerta. Ángel la abrio y sonrió. Era Irinia. Se abalanzó sobre él y le besó apasionadamente. Más tarde en la cama, completamente desnudos hablaban. Ella le preguntó.- ¿Cómo te ha ido en el trabajo? Bien cariño, bien. - Contestó sonriente Santi. Luego la beso y continuaron haciendo el amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así tendrian que acabar todas las historias......
Creo que a veces la falta de buena comunicación y el exceso de rutina pueden acabar con algunas historias de amor.