viernes, 27 de febrero de 2009

SIERVITA: LA FE MUEVE A LAS MASAS

Todos los años cada 15 de febrero llega el día, el momento de visitar a la esperanza. Miles de ilusiones se concentran en los alrededores del convento de Santa Catalina en La Laguna en Tenerife.

Ese domingo paseaba por allí cuando me topé con una larguísima cola que daba la vuelta al convento. Personas de todas las edades, jóvenes, niños con sus madres, señoras, ancianas. Todas guardaban con paciencia el momento del día y el año más esperado por ellos. En el convento se guarda el cadáver de Sor María de Jesús.
Cuentan los que saben de esto, que la monja en cuestión, ingresó en el convento con 25 años de edad. Allí estuvo recluída, sin salir, durante sesenta y tres años. El 15 de Febrero de 1731 falleció. Tres años después, sus restos son desenterrados para trasladarlos a un sepulcro cuando, para asombro de todos los presentes (médicos, monjas y un comerciante o pirata, según las versiones, Amaro Pargo), se encontraban en perfecto estado de conservación. Éste es el motivo por el que se decide mantener su cuerpo en el convento. Hoy en día es conocida por el nombre de la "Siervita"
como se aprecia en las fotos, este año, los fieles siguieron haciendo colas enormes para ver a la monja
Por eso todos los años, los fieles acuden a verla para pedirle lo imposible y más si se puede en un acto de fe sin parangón. Es el caso de Carmen, una señora mayor que soporta el frío lagunero con una bufanda que le cubre la cabeza. Lleva dos horas y media esperando en la cola sólo para tener unos minutos de oración y petición a la monja incorrupta, dice que lleva mas de seis años sin perderse la cita y que este año le pide un deseo que no me quiere desvelar. Podíamos pensar que este tipo de rituales son propios de personas mayores, pero no es así. Yerai y Mar son una joven pareja 19 y 18 años, llevan más de dos horas esperando para entrar, también acuden a la cita confiados en que la monja oirá sus plegarias. Ángela viene desde hace 8 años, lleva tres horas esperando con su marido y con su hijo. No pide nada, simplemente acude por devoción. Finalmente logro entrar en el templo. Alli yace la monja incorrupta en una urna que se sitúa en uno de los retablos de la capilla del convento. Sigue entrando gente mientras Protección Civil tiene que organizar la salida y entrada debido a la gran masa de fieles. En el interior me encuentro con Ana que tiene 75 años. Hace más de diez años que no se pierde la cita pero este año es la primera vez que viene en silla de ruedas porque no puede caminar bien. Entre ojos llorosos me comenta que le ha pedido a la monja que le de salud para poder volver el año próximo de su propio pie.
Mi excepticismo por estas creencias religiosas siempre ha sido patente pero ante estos actos, sólo puedo quitarme el sombrero. La fe, no es sólo cuestión religiosa, se puede tener fe en muchas cosas. Todas estas personas tienen fe en la monja incorrupta. Me es imposible comprender porqué desperdician un domingo entero para disponer de dos minutos y pedir milagros a una persona muerta hace casi trescientos años. Me pregunto si la monja no se sentirá agobiada ante tanta petición ajena ¿ Será tan todopoderosa como para soportar tal responsabilidad? Es algo que se aleja de mi entendimiento y me cuesta creer, Aunque muchas veces creo que quizás el loco sea yo si hay tanta gente que cree en ella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La religión puede dar respuesta a la gente sobre la existencia de otra vida.
La fe puede servir pero creo que tiene que ser usada de una forma racional pero cuando ya la gente se exceden en creencias religiosas y superticiosa eso no sirve para nada.
Yo soy una persona que tengo cierto interes por el desarrollo espiritual pero a la vez soy muy racional.
Creo que algo esceptica en este tipo de cosas.
Hay una pelicula que he visto y te deja una sensación desagradable pero la verdad te abre la mente respecto al fanatismos religioso.
La pelicula se llama "camino" de Javier Fesser.