jueves, 12 de febrero de 2009

RELATOS TRAS EL CAMBIO CLIMÁTICO (PARENTEZCO)


La lluvía radioactiva inundaba cada recobeco de los bajos fondos por donde perdían su vida las ratas mutantes. Decidió volver a casa pero antes se pasaría por el Chunking a buscar un poco de tranquilidad mental etérea. La manifestación y los muertos que la policía había sembrado con sus armas electrónicas no le abrieron el apetito y necesitaba algo para echarse a la boca.
El chunking estaba como siempre. Los rápidos transportistas de mercancía acababan allí la jornada contratando los servicios de las japonesas después de recorrer kilómetros sin pegar ojo. Las stripers caminaban con largos tacones de aguja. Sólo con sus máscaras antigas colocadas y una ligeras braguitas que cubrían sus pelvis, dejándo el resto de su cuerpo completamente desnudo, a expensas de que el reciclador de aire funcionara y no se atreviera a averiarse. Se acercó a la barra y pidió un trago de Ginebra. La investigación sobre la empresa Oxygen que monopolizaba la venta de aire en todo el continente le estaba acarreando problemas. Vigilaba sus espaldas porque había recibido varias amenazas telefónicas. Era el precio que debía pagar, pero estaba dispuesto a llegar hasta el final. Se le acercó una de las chicas que contorneaban sus piernas en equilibro con sus tacones altos. Parecía muy atractiva. Vestía un tanga negro muy fino , llevaba largas trenzas en el pelo que se deslizaban hasta sus nalgas y una máscara antigas de color azul. Se agachó hasta que sus pechos pendieron en perfecta armonía, rozando el vaso de ginebra que segundos antes sus labios habían saboreado. No supo como reaccionar. No tenía ni un céntimo más. Pero no se atrevía a decírselo. La chica se giró y colocó sus gluteos, abrió sus piernas y movió las caderas al son de la música electrónica.
Poco después la acompañó a su vehículo en el aparacamiento trasero del local. Le dijo que no disponía de dinero. Ella le comentó que no se preocupara. Cuando se quitó la máscara se sorprendió. El silencio abrumó a la calle que invadían los rastros de vapor de la lluvia. No supo qué decir. De ella solo salieron dos palabras: Hola papá.
La acompañó al coche. Te llamaré mañana, dijo.El coche arrancó con una última mirada de melancolía de la hija. Luego se quedó sólo bajo la lluvía, justo en el momento en el que dos enmascarados aprovecharon para asestarle dos disparos eléctricos en la cabeza. "Esto te pasa por chivato" Cayó al suelo convulso. Lo último que vio fue la lluvia caer en sus ojos que quedaron abiertos para siempre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Iván, es un retrato futurista lo que deduzco en tus escritos.
Ciertamente hay una amenaza importante con los cambios climaticos. No me imagino todavia lo que el mundo va pasar.
El escrito que has realizado te atrapa. Pienso que cualquier novela por muy buena que sea sino te atrapa no te dice nada. Deberias de escribir más, te lo dice la hija predilecta de tu blog.
Bueno Iván te deseo para mañana un feliz día del amor con fuegos articiales o con luna estrellada....

Isabel de León dijo...

Con los ojos abiertos...me gusta, como siempre.
BESIIIIITOS.