
vista aérea
del monte St. Michel
1- LOS PEREGRINOS DE SAINT MICHEL
Siempre había sentido la ardiente necesidad interior de visitar dos de los puntos neurálgicos de la reciente historia europea. Hacía años que de mi cabeza no se despegaba la posibilidad de visitar estos dos lugares que marcaron un antes y después en Europa y el mundo. Estoy hablando de Omaha Beach y Auswitch.
Mi itinerario de viaje comprendía recorrer toda la costa de Normandía visitando las playas del desembarco americano del 6 de Junio de 1944 y desde allí seguir mi camino hasta Berlín. Estos serían los dos primeros destinos del viaje. La segunda parte comprendería adentrarme en Polonia y visitar el campo de exterminio nazi de Auswitchz.
El 24 de agosto partí de la histórica estación de França en Barcelona rumbo a París. Después de viajar durante toda la noche, llegué a primera hora de la mañana a la estación de Austerlitz y desde allí me dirijí a la estación de Montparnasse donde tomé un tren rumbo a Rennes en el extremo noroeste de Francia, en pleno corazón de la Bretaña francesa. Allí pasé un día entero. El tiempo no acompañó pero pude dar un paseo por la ciudad que aún guarda algunos pequeños retazos de su pasado medieval.
SUBIENDO HACIA LA ABADÍA
Al día siguiente salí camino hacia el Mont St Michel en la baja Normandía.(http://es.wikipedia.org/wiki/Monte_Saint-Michel)
Pontorson es la localidad más cercana a este islote. Antes de llegar por carretera desde Rennes la silueta sombría del monte de Saint Michel se divisa desde kilómetros a lo lejos aún se admira esta fortaleza dedicada al gran arcángel.
Desde la localidad de Pontorson se puede coger un autobús. Un taxi o ir andando durante los dos kilómetros que separan el pueblo de la Bahía. Es muy normal encontrarse con peregrinos que vienen de todas partes del mundo a visitar la Abadía que corona la fortificación.
Las mareas que rodean a esta bahía son epectaculares. Durante siglos únicamente era accesible por vía terrestre en los momentos de marea baja, y por vía marítima cuando la marea era alta. Actualmente se puede acceder a la abadía en todo momento gracias a la carretera que lleva a los pies de la roca.
Después de dos horas en el interior de la Abadía, la marea ha subido considerablemente. Y las vistas desde lo alto son espléndidas.
Esta bahía fue escenario en la I Guerra Mundial de una cruenta batalla y durante la II Guerra Mundial, fue junto a St Lo, uno de los pocos lugares que no fueron destruídos.
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