lunes, 13 de octubre de 2008

RELATOS DE UN INSTANTE (ONDAS)

ONDAS


Después de mucho esperar y pedir clemencia, se apiadó de mis ansias. Quería sentir la esencia de su poder sobre mi cuerpo.

Cuando casi estuvo sobre mí, todo se apagó de repente. Allí viajábamos ella y yo solos. Ya no me podía arrepentir. Debía hacerlo ahora o nunca. Era mi gran oportunidad, porque tal vez, no se volviera a presentar una igual. Solos, uno frente el otro. Nos miramos durante un rato mientras ella avanzaba alargándose, rompiéndose contra mi. Tímida, enseñó su lengua húmeda dejándome ver sus entrañas. Mis piernas comenzaron a temblar, estremecidas como si comenzaran a andar por primera vez. Mi cuerpo se agarraba a la piel susurrándole que quería ser un todo. Fue rápido. Nos fusionamos en un trozo de universo paralelo. Se hizo el silencio. El viento, soplaba cómplice de mis manos. Entonces no oí nada, sólo veía y palpaba las yemas de mis dedos agarrándola con fuerza para no salir de ella. Mi tiempo se adueñó del momento contemplando la enorme plataforma hacia el éxtasis en la que se había convertido. Una sensación de completo dominio recorrió soberana mis neuronas visuales. Era como estar desde el cielo mirando el atardecer en la tierra. Me convertí en el Dios al que tanto tiempo rogué para que hiciera posible aquel momento. En ese instante era yo quien mecía aquella cuna de placer místico. Duró unos segundos. Fue etéreo, efímero. Miré a los lados. No había nadie más sino una puerta al paraíso. De repente, nos revolcábamos juntos sin mediar ni una sola palabra. Los segundos se hicieron eternos intentando volver al mundo que había dejado atrás. Pensé que ya podía morir mientras mi cuerpo se sacudía como una pluma que se lleva el viento. Cuando me recuperé, estaba en la superficie. La ola ya había pasado y no lograba encontrar mi tabla.

1 comentario:

Dèsirée Martín dijo...

.... te repito : precioso ...