lunes, 3 de noviembre de 2008

LA HABITACIÓN DE KUBRICK

Si hay una película que me encandila cada vez que la veo esa es 2001 Odisea del Espacio. La obra que Stanley Kubrick rodó en 1968 se adelantaba a su época. Cierto que por aquel entonces se vivía una fiebre, en plena guerra fría, por la conquista espacial. Los rusos habían lanzado el satélite espacial Sputnik y apenas un año después los americanos llegarían a la Luna. Kubrick imaginó un 2001 en el que el hombre ya había conquistado el espacio exterior. No voy a comentar la filosofía que desprende está película sobre la propia esencia del ser humano o hacia dónde se dirige nuestra humanidad, porque de eso ya se han encargado miles de comentarios, críticas, estudios y expertos.


En la foto de arriba.

Kubrick rueda en 1968 una secuencia de la película

Visitando el TEA (Tenerife, Espacio de las Artes) me llevé una sorpresa. Caminando por sus recovecos me topé con una habitación réplica exacta de la que Kubrick utilizó para rodar una de las secuencias de su Odisea espacial.

Nada más entrar en la estancia me quedé petrificado, sin habla. Después de unos segundos mi mente reaccionó “ impresionante” , “Qué fuerte” fueron las palabras que salieron de mi boca mientras daba vueltas por la estancia. Sé que puede parecer estúpido pero para cualquier cinéfilo como yo, aquella visión era como vivir dentro de un sueño hecho realidad. Por mi cabeza pasó en un instante, la necesidad de tomar una cámara y rodar todo lo que veía ante mis ojos, pero me tuve que conformar con la cámara fotográfica que colgaba de mi hombro. Por la estancia pasaban personas engalanadas con trajes de etiqueta, vestidos de noche que se mezclaban con la elegancia de la misma habitación, todos los que pasaban se asombraban con el espacio pero apenas permanecían dos minutos. Yo estaba atrapado, no quería salir de allí. Hice muy pocas fotografías.



Entre ellas a las pequeñas estatuas de bailarinas o la inmensidad del suelo iluminado por cuadriculas con lados negros que contrastaban con el aspecto señorial de la habitación. Es algo que Kubrick o el mismo cineasta soviético Tarkovski en su película Solaris, se atrevieron a introducir en la estética espacial, consiguiendo un espectacular contraste de vejez y modernidad al mismo tiempo. Aproveché uno de los momentos y fotografié a una joven que bien podría ser por su indumentaria, una de aquellas bailarinas que vigilaban cada uno de los espejos de aquella habitación que parecía flotar en la inmensidad del universo.

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