miércoles, 28 de enero de 2009

REVOLUTIONARY ROAD: SUEÑOS ROTOS

Acudí con la curiosidad de volver a ver juntos a Di Caprio y Winslet en pantalla y atraído por la cuidada estética que suele exhibir Sam Mendes en sus películas (Jarhead , Camino a la perdición, American Beauty).

Revolutionary Road no le va a la zaga. Muchos críticos han dicho de ella, que se asemeja a American Beauty por su temática la incapacidad de la típica familia americana, encerrada en una vida monótona y sin apenas ilusiones. La única diferencia es que la historia se desarrolla en los años 50. Di Caprio y Winslet interpretan un matrimonio con hijos agotado por su monotonía. Él con un trabajo estable de simple vendedor heredado de su padre. Ella como ama de casa. Podemos pensar que ambos viven el típico sueño americano pero lo único que hacen es engañarse a sí mismos continuamente. Un día deciden romper con todo lo que les rodea y mudarse a Paris pero todo quedará en un sueño. El contrapunto a esta pareja incapaz de desvincularse del poderoso sistema social que les rodea es el hijo de una amiga de la familia que sufre una enfermedad mental, interpretado magistralmente por Michael Shannon. Paradójicamente es el “loco más cuerdo de la película “ quien actúa como la conciencia de ambos para reflejar la verdadera realidad en la que viven.

Revolutionary Road habla de todos nosotros, de la incapacidad que tenemos para tomar con valentía el rumbo de nuestras vidas. Toda la película se basa en la interpretación de sus actores, protagonistas y excelentes secundarios. Las disputas entre Di C aprio y Winslet dejan helado y en ocasiones agobian al espectador por su crudeza y realidad. La película está perfectamente trazada en cada una de sus secuencias. No sobra ni falta nada. Cada escena aporta un grano de arena a toda la película, que avanza lenta pero sin romper el ritmo en ningún momento. Es más, esa lentitud forma parte de la lírica y poesía de Mendes para describir la situación de la pareja con continuos altibajos en su relación, como en la misma vida real. Por lo que el metraje es necesario para desembocar en un trágico clímax. Mención a parte tiene la excelente banda sonora minimalista que se acopla perfectamente con toda la ambientación de la historia.

Salvo Milk, aún no he podido ver el resto de películas nominadas al Óscar pero me atrevo a decir que Revolutionary Road merece todos los elogios. Mendes puso el listón alto con sus anteriores películas, y lo sigue manteniendo en esta. No se le puede pedir más. Perfecta, intensa e inmensamente triste. Un film que te hace replantear muchas cosas sobre la forma de afrontar la vida, y conseguir eso hoy en cine, es muy difícil.

No hay comentarios: